A la altura del callejón de la plaza de toros conseguimos alcanzar al Olentzero. Visto y no visto, él sigue su camino y sólo queda que los zanpanzarrak pasen. Sus "alegres notas musicales" dejan su poso en este nuestro blog cual banda sonora del mismo. A esto le llamo yo estrenar boina Nicolás... Aupa Boinápolis!
jueves, 1 de enero de 2009
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